Silvia Sancidrián, de Burgos Experience, nos lleva de paseo por dos localidades de la Ribera del Duero muy especiales: Sotillo de la Ribera, destacando su riqueza cultural y del vino, y a Tubilla del Lago y su ruta de murales. ¡No te lo pierdas!
Hace unas semanas asistí en Sotillo de la Ribera a un encuentro de emprendedores promovido por SODEBUR, la Sociedad para el Desarrollo de la Provincia de Burgos. Allí me hablaron del proyecto ¿Te enseño mi pueblo? y del programa Ribera Voluntariis, promovido por la Asociación para el Desarrollo Rural Integral de la Ribera del Duero Burgalesa (ADRI), que tiene como objetivo la puesta en valor de la tradición y la cultura de sus pueblos. Durante la conversación me comprometí a visitar uno de ellos, conocer su proyecto y dejar constancia en este blog de lo que allí viviera.
Y como lo prometido es deuda, aquí estoy para hablaros de Tubilla del Lago y de su ruta de murales. Sin duda alguna, una acción que merece mucho la pena conocer.
Sotillo de la Ribera
Pero vayamos por partes, porque Sotillo también se merece una mención en esta entrada. Sotillo de la Ribera ha sido y es un pueblo próspero. Así, la soberbia iglesia de Santa Águeda, de estilo neoclásico, nos da prueba de su abundancia pasada, mientras que sus ocho bodegas elaboradoras nos hablan de su riqueza actual. Y es que no podía ser de otra manera: la historia de esta localidad ribereña está desde antiguo estrechamente ligada al fruto de la vid.
Por lo que a la mencionada iglesia de Santa Águeda se refiere, siento no poder hablaros de su interior, de esos bellos retablos que al parecer alberga. Desafortunadamente, el día de mi visita la mujer encargada de enseñarla estaba de excursión. De lo que sí que puedo hablaros es de la surrealista sensación que las fuentes cercanas provocaron en mí. Y es que de repente sentí que empezaban a manar vino a raudales para gozo de un alma «vinatera» como es la mía. Pero no, nada más lejos de la realidad; mi gozo en un pozo. Tuve que esperar a llegar a las bodegas Ismael Arroyo (lugar del encuentro) para poder calmar mi sed.
De las bodegas tan solo os diré que su fundador, don Ismael Arroyo, fue uno de los «padres» de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Un hombre inquieto y decidido, que siempre creyó en el potencial de lo que se elaboraba en su región. El resultado de su esfuerzo, y del esfuerzo de sus colegas, propinó el nacimiento de esta D.O., en el año 1982. A día de hoy, las poblaciones que forman parte de la D.O. Ribera del Duero están, por mérito propio, en los itinerarios turísticos de oriundos y foráneos.
Ribera Voluntariis
Toca ahora cambiar de palo y hablaros de ADRI y de ese programa tan interesante que apunté al principio: Ribera Voluntariis. Por lo que a la Asociación se refiere, se creó en el año 1996, como punto de encuentro de todos los agentes locales de la zona ribereña. Entidades públicas, privadas y particulares unidas en torno a un objetivo común: el desarrollo integral de esta zona de la provincia de Burgos. Por su parte, Ribera Voluntariis es una acción de voluntariado que busca dinamizar los pueblos de la comarca a través de su historia, su cultura y su patrimonio. Para ello se sirve de sus vecinos, que son sin duda los mejores embajadores posibles. Si queréis conocerlo un poco más a fondo, aquí os dejo su dirección: http://riberadeldueroburgalesa.com; yo me dirijo a Tubilla del Lago para hablaros de su ruta de murales.
Tubilla del Lago
Puede que fuera la envidia (acaso malsana) que siempre me ha generado el mundo del arte, la que me hiciera escoger la iniciativa de Tubilla. Es esta una localidad en la que el rugido de los motores que llega desde el cercano circuito de Kotarr se funde con el sonido del agua, que en un año de lluvias como está siendo el actual, corre incansable por el río Gromejón y por los distintos arroyos y fuentes que hay en este pequeño, pero «artístico» pueblo.
Hay que remontarse al año 912 para encontrar las primeras noticias que nos hablan de esta población. En ellas se hace referencia a un castillo del que hoy apenas queda una torre: la del reloj. También de época medieval es su nombre, que deriva del término «Tuillan», es decir, toba, roca muy presente en la zona. El apellido, «del Lago», puede que tenga que ver con esa agua que os decía un poco más arriba, si bien es cierto que lago como tal no hay cerca.
La ruta de los murales
Con estos datos históricos comenzó mi visita por Tubilla del Lago. Mi cicerone fue Pilar, la voluntaria del lugar y una de las impulsoras de esta acción. Juntas anduvimos bajo la lluvia cerca de dos horas, durante las cuales no solo me habló del porqué del proyecto, sino también, y lo que es más importante, del alma de todos y cada uno de los murales que dan vida a paredes, puertas, callejuelas e incluso casetas de obra. Y es que cualquier lienzo es bueno para plasmar belleza.
Su apuesta por este reclamo turístico comenzó en mayo de 2017, cuando un grupo de vecinos con habilidades artísticas decidió poner bonito su pueblo y dar visibilidad a sus artistas locales. Para ello contaron tanto con el apoyo de ADRI, como con el compromiso del resto del vecindario. El resultado obtenido no puede ser más amable para la vista. (Y hablo en presente, porque a día de hoy siguen pintando y gestionando nuevos soportes sobre los que intervenir.) También para el espíritu, porque el mensaje que encierran algunos de sus murales es poesía pura. En este sentido, el que más me impactó fue el titulado Girasoles torraos, de Porrilló. Fue tal la inmersión en la conversación con Pilar delante de él ¡que olvidé fotografiarlo!
Y llegada a este punto casi final, me despido con algunas de las fotos que sí que hice, paraguas en mano, no sin antes darle desde estas líneas las gracias a mi guía por su tiempo y por la pasión con la que me enseñó su pueblo.
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