El abonado es clave para conseguir una buena producción de calidad. En el mercado hay distintos fertilizantes según su composición o aplicación. Los fertilizantes son sustancias de origen vegetal, animal, mineral o sintético que tienen una gran cantidad de nutrientes y que se utilizan para enriquecer el suelo para que las plantas se desarrollen de manera correcta y eficiente. Fundamental para el trabajo en el campo. Por ello, en el blog de la Fundación Caja Rural Burgos te contamos los 5 tipos de fertilizantes más utilizados en agricultura.
Fertilizantes de origen inorgánico
Este tipo de sustancias son derivadas de rocas y minerales y sirven para añadir nutrientes y material orgánico al suelo. En este caso, la concentración al ser más elevada, los resultados son más rápidos. Sin embargo, hay que tener muy en cuenta que si no se utilizan correctamente podemos causar daños a nuestras plantas. Por ejemplo, podrían aumentar exponencialmente las sales tóxicas del suelo e incluso quemar la planta.
Fertilizantes de origen orgánico
Los fertilizantes de origen orgánico proceden de los residuos orgánicos de los cultivos y de defecaciones de los animales. Proporcionan el nitrógeno orgánico necesario al suelo. Su uso mejora el terreno y la retención de agua y nutrientes. Algunos de estos fertilizantes como las cenizas, los excrementos de los animales, resaca y lodos de depuradora están permitidos en la agricultura ecológica. Entre sus características destacan que aumentan la actividad microbiana, aprovechan los resuidos orgánicos, mejoran la capacidad de absorción y equilibra el pH, evita la erosión y conserva la fertilidad del suelo, entre otros.
Fertilizantes biofertilizantes
Ya es habitual optar por los biofertilizantes como alternativa para mejorar la calidad del suelo. Unas sustancias que además de aportar nutrientes respeta el medioambiente. Por lo que son perfectos para todos aquellos agricultores que opten por la agricultura ecológica. Un biofertilizante se elabora a través de microorganismos beneficiosos para las plantas y el suelo, como hongos y bacterias. De esta manera, se establece un proceso de simbiosis. Es decir, una asociación de organismos de distintas especias que se benefician mutuamente en su desarrollo vital.
Entre sus propiedades destaca la mejora del aprovechamiento del suelo, la estimulación del crecimiento vegetal, la captación de nutrientes y la reducción del uso de otros tratamientos de protección. Además, tiene un precio bastante ajustado.
Fertilizantes químicos
Este tipo de productos químicos se obtienen de los minerales y de los procesos químicos. Se modifican para conseguir la presentación y composición objetivo. Su uso aumenta el material orgánico y añade nutrientes al suelo. Además, se pueden aplicar a las plantas o al suelo consiguiendo unos resultados bastante rápidos.
Sin embargo, un uso excesivo de estas sustancias pueden provocar graves problemas para el medio ambiente, tanto seres vivos como el entorno. La alta concentración de alguna de sus propiedades puede resultar tóxica y no solo dañar a las plantas sino también a las personas. Por ello, es fundamental tener en cuenta la regulación de su uso.
Fertilizantes quelatados
Los iones metálicos son fundamentales para las plantas. Si se ven afectados, las hojas cobran un color amarillento y retardan el crecimiento y la calidad. Los quelatos son compeustos de alta estabilidad que mantienen a los iones rodeados por una molécula orgánica. Esto permite evitar la precipitación de hidróxido insoluble y que la planta no pueda acceder a las sustancias del suelo. Por esta razón, se utilizan los quelatos en la agricultura, para dotar de hierro, magneso, cobre y cinc, ya que las características y propiedades del suelo son variables y pueden verse afectadas.