Cultivar lo que realmente se necesita para cubrir la alimentación. Este es el objetivo de la agricultura de subsistencia, un tipo de producción en el que se controla la producción de verduras, frutas y hortalizas simplemente para vivir, para cubrir el consumo habitual. Este tipo de agricultura era muy utilizado en épocas pasadas y en las últimas décadas ha sido sustituido por grandes explotaciones que buscan maximizar rendimientos. De esta manera, se elevan los kilos de recolección y se gana más dinero con su venta.
El origen de este tipo de agricultura se sitúa en el momento en el que se abandona la vida nómada y comienza el trabajo de la tierra en las pequeñas poblaciones. Al mismo tiempo, se comenzaba a domesticar animales salvajes. Lo que permitía la posibilidad de disponer de carne para la alimentación habitual de las familias. Poco a poco, los sistemas de cultivo fueron evolucionando hasta conseguir frutos sanos y sabrosos con los que cubrir las necesidades de la población. Hasta llegar a día de hoy.
En el blog de Fundación Caja Rural Burgos os contamos en qué consiste la agricultura de subsistencia y cuáles son sus principales modalidades.
Características de la agricultura de subsistencia
La gran ventaja de la agricultura de subsistencia es que la tierra sufre menos. No se explota el terreno y se guardan periodos de recuperación. Así, consigue tener un nivel de fertilidad mucho más alto sin necesidad de fertilizantes o cualquier otro mecanismo. Además, cuida la flora y la fauna del entono ya que aprovecha los recursos naturales, como el agua de lluvia, al máximo. En ningún momento se aplican pesticidas ni plaguicidas.
La prioridad es la producción de aquellos cultivos que permiten la subsistencia de los miembros de la comunidad. Por ello, es complicado conseguir un gran crecimiento productivo. Sin embargo, en el caso de que haya algún excedente siempre se puede vender para generar un ingreso extra o utilizar el treque de alimentos. Los beneficios alimentarios que reporta a las comunidades pobres son múltiples.
Tampoco hay que realizar grandes inversiones en infraestructura ni logística para el desarrollo de los cultivos. El desarrollo es local y se planifica según los recursos propios. No dependen de los ritmos de la industria. Los alimentos que se producen son completamente naturales. No han pasado por ningún proceso ni residuo químico.
Modalidades de agricultura de subsistencia
Agricultura extensiva de secano
Este tipo de agricultura de subsistencia es una de las más ecológicas. La materia orgánica de los excrementos se utiliza como abono del suelo para conseguir una explotación eficiente del suelo. Además, los agricultores alternan los cultivos y utilizan periodos de descanso sin cultivar. De esta manera no se daña la fertilidad del terreno y se recupera más rápidamente ante una nueva plantación. Se utiliza en zonas de África, América del Sur y Asia.
Agricultura por cremación
La agricultura por cremación o cenizas se realiza a través de un fertilizante de la quema de los bosques. Se cortan los árboles y los matorrales y después se queman. Estas cenizas se utilizan como abono natural y se reparten por el terreno. Así, la tierra obtiene los componentes que le permite a los cultivos crecer sanos y ofrecer una buena producción. Se calcula que el campo es productivo durante cuatro años. Esta práctica se da en algunas zonas de Asia, África y América del Sur.
Agricultura irrigada de arroz
La agricultura irrigada de arroz se utiliza mucho en zonas donde abundan las precipitaciones. Ejemplo de ello es Asia, un continente en el que la producción es bastante alta y que los terrenos pueden ser gestionados por varias familias. Se trata de un tipo de agricultura más intensiva, lo que facilita cubrir las necesidades de más población. Se utilizan grandes extensiones de terreno para plantar antes de inundar el suelo. Perfecto para cultivos como el arroz que necesita mucha agua ya que no se empobrece el suelo.