La agricultura vertical se está convirtiendo en una solución prometedora para enfrentar los desafíos globales de la producción de alimentos. En un mundo donde la población está en constante crecimiento y los recursos naturales son cada vez más limitados, esta innovadora técnica agrícola emerge como una opción sostenible y eficiente.
Cultivar dentro de un edificio y con una bata de laboratorio es una realidad. La reducción de suelo explotado por la agricultura intensiva así como la calidad de los productos son los principales objetivos de un enfoque no tradicional.
La agricultura vertical es un sector impulsado por emprendedores tecnológicos que permite plantar cultivos en edificios de varios pisos por técnicas como aeroponía. Una tecnología en la que las pantas no necesitan la tierra para crecer, y lo hacen a través del calor de la luz artificial y la humedad. El funcionamiento es parecido al de un invernadero.
En este post, de la Fundación Caja Rural, te contaremos qué es la agricultura vertical, sus beneficios, las tecnologías involucradas y su impacto en el futuro de la alimentación global.
¿Qué es la agricultura vertical?
La agricultura vertical es un método de cultivo que consiste en cultivar plantas en capas apiladas verticalmente. A diferencia de la agricultura tradicional, que requiere vastas extensiones de tierra, la agricultura vertical utiliza estructuras como rascacielos, contenedores reutilizados y otros entornos controlados para maximizar el espacio disponible. Este enfoque permite cultivar alimentos en áreas urbanas y reducir la dependencia de las tierras agrícolas rurales.
Los factores ambientales se adaptan o acondicionan para optimizar el crecimiento y la producción de cultivos. Se pueden utilizar contenedores perforados en los que se coloca la raíz hacia el centro. Además de instalar un sistema de aspersión y utilizar luz LED. De esta manera, no se absorbe el agua, no necesita tierra y aumenta el nivel de oxígeno. El resultado es más rápido y sano.
Ventajas de la agricultura vertical
Algunos estudios muestran que la sobrexplotación de las capacidades del suelo está generando una importante perdida en el rendimiento de las producciones. Por ello, reducir y frenar la erosión del suelo se ha convertido en una tarea pendientes de la sociedad global. El enfoque de la agricultura vertical persigue lograrlo a través de las ventajas que ofrece.
1. Eficiencia en el uso del espacio
Uno de los principales beneficios de la agricultura vertical es su capacidad para optimizar el uso del espacio. Al cultivar en múltiples niveles, se puede producir una mayor cantidad de alimentos en una superficie mucho más reducida. Esto es especialmente valioso en áreas urbanas densamente pobladas donde el terreno es escaso y caro.
2. Reducción del uso de agua
La agricultura vertical utiliza técnicas avanzadas de riego, como la hidroponía y la aeroponía, que requieren significativamente menos agua que la agricultura convencional. Estas técnicas permiten el reciclaje del agua y reducen las pérdidas por evaporación, lo que resulta en un uso más eficiente y sostenible del recurso hídrico.
3. Control ambiental
Las granjas verticales están diseñadas para tener un control ambiental completo. Esto significa que factores como la luz, la temperatura y la humedad pueden ser ajustados para optimizar el crecimiento de las plantas. Además, al estar en entornos controlados, se reduce la necesidad de pesticidas y herbicidas, promoviendo una producción de alimentos más limpia y segura.
4. Producción durante todo el año
Gracias al control ambiental, la agricultura vertical permite la producción continua de alimentos durante todo el año, independientemente de las condiciones climáticas externas. Esto asegura un suministro constante de productos frescos y reduce la dependencia de las importaciones.
5. Reducción de la huella de carbono
La proximidad de las granjas verticales a los centros urbanos reduce la necesidad de transporte de larga distancia, lo que a su vez disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al transporte de alimentos. También, la eficiencia energética y el uso de fuentes de energía renovable en muchas granjas verticales contribuyen a una huella de carbono más baja.
El uso de la tecnología es fundamental
La gran diferencia de la agricultura vertical y la agricultura convencional es el uso de la tecnología. Sin ella, esta técnica no podría existir. Para llevarla a cabo, se necesitan profesionales del sector. Hay que analizar datos, supervisar y mejorar los sistemas y trabajar los cultivos.
Es indispensable la mano de obra cualificada. La automatización consigue unas cosechas más homogéneas durante todo el año sin importar la climatología. Lo que permite cubrir las necesidades alimenticias de la población y ayudar a recuperar el uso del suelo.
Como se puede comprobar, la transformación tecnológica continúa afectando a la agricultura, como en cualquier otro sector. Sin embargo, es cierto que todavía tardará unos cuantos años en instaurarse en la mayor parte de países.
La primera granja vertical que ha operado comercialmente en Europa es holandesa. En España ya hay varios proyectos de agricultura vertical en marcha. Cerca de Madrid, una empresa reinventa los huertos verticales para llevar productos más frescos a la ciudad.
Otro ejemplo es la creación de invernaderos en azoteas de los edificios. Esta aprovecha el agua de la lluvia y el calor y el frío de los edificios. Si vamos a Galicia, otra compañía asienta sus cultivos sobre un soporte en el que gracias a una bomba pasa el agua constantemente.
Impacto en el futuro de la alimentación global
La agricultura vertical tiene el potencial de revolucionar la producción de alimentos a nivel mundial. A medida que la población global se acerca a los 9 mil millones para el 2050, la demanda de alimentos se incrementará significativamente. Por eso, puede ayudar a satisfacer esta demanda al producir alimentos de manera más eficiente y sostenible.
Además, su capacidad para integrar la producción de alimentos en áreas urbanas puede reducir la presión sobre las tierras agrícolas rurales y preservar los ecosistemas naturales, siendo una solución innovadora y sostenible para los desafíos actuales y futuros de la producción de alimentos.
Con su capacidad para optimizar el uso del espacio, reducir el consumo de agua y minimizar la huella de carbono, este método agrícola tiene el potencial de transformar la industria alimentaria y contribuir a un futuro más verde y saludable.