Desde el año 2009, Fundación Caja Rural Burgos lleva apoyando los trabajos de exploración que diferentes investigadores de primer orden realizan en los yacimientos de Atapuerca. En este sentido, para Ramón Sobremonte, director general de Cajaviva Caja Rural, el trabajo de la Fundación Atapuerca es muy meritorio porque consigue “atraer y retener talento a Burgos”. Por eso, la colaboración entre estas dos fundaciones es esencial en el marco de la difusión de los valores de nuestra provincia.
El año pasado, la investigadora Laura Martín-Francés Martín de la Fuente, fue la beneficiaria de la beca de 14.000 euros que Fundación Caja Rural le aportó para que llevara a cabo su estudio sobre los tejidos dentales del Homo Antecesor.
En esta ocasión, el biólogo Jaime Lira es la persona que percibe esta beca, un apoyo económico decisivo para complementar su Tesis Doctoral centrada en la domesticación del caballo en la península Ibérica a partir del análisis del ADN mitocondrial antiguo.
Atapuerca: el punto clave de esta investigación
El objeto de esta investigación realizada por Jaime Lira, es encontrar indicios de que en la península ibérica se hubiera producido un evento de domesticación de los caballos independiente del originario, que tuvo lugar hace 5.000 años en las estepas euroasiáticas.
Para ello, se ha estudiado el ADN de caballos que abarcan un período de tiempo muy amplio: desde muestras que tienen más de 50.000 años hasta caballos pertenecientes a los siglos XII y XIII. A continuación, estos datos han sido comparados con los de los caballos actuales para sacar las conclusiones. “Tenemos todo tipo de poblaciones en las que podemos estudiar cómo ha variado y fluctuado la posible intervención humana para generar caballos domésticos a partir de poblaciones salvajes”, señalaba el biólogo.
Y para poder encontrar ADN de caballos de todo este período de tiempo, los yacimientos de Atapuerca han sido un lugar clave. “Aunque inevitablemente hemos tenido que hacer extracciones de otros yacimientos de la península para complementar las muestras, el material de Atapuerca es excepcional por dos motivos. Primero, porque es muy difícil encontrar restos de caballos de la edad de bronce en la península, a excepción del yacimiento del Portalón, en Atapuerca, donde afortunadamente han aparecido muchos fósiles de este período. Segundo, porque no es fácil extraer el ADN antiguo ya que es un material genético muy degradado por las condiciones ambientales. Pero en el Portalón, curiosamente la preservación de este ADN es bastante buena y por eso hemos centrado nuestros estudios allí”, detallaba Lira.
El caballo como factor de desarrollo de la humanidad
Sin duda, el caballo ha sido un animal imprescindible en el desarrollo de las sociedades en la historia. Según Jaime Lira, los sucesos más importantes del devenir humano “han sucedido a lomos de un caballo, influyendo en el desarrollo social y cultural de las personas”. Y es que, pese a ser uno de los últimos animales salvajes en ser domesticados, trajeron muchos beneficios al ser humano: fueron un cambio sustancial en las comunicaciones, una importante fuente de alimento, un factor principal en el desarrollo de conflictos bélicos, etc.
Por eso, gracias a su trascendencia para el hombre, conocer cuándo y cómo fueron domesticados en la península ibérica es fundamental para descubrir más signos sobre la evolución de la sociedad.
Y para ello, este trabajo lo realiza bajo la dirección del codirector de los yacimientos de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga. “Trabajar con Arsuaga para mí es un honor y una responsabilidad. Cuando alguien como él muestra su interés en ti te hace sentir especial y, por ello, es una responsabilidad porque tienes que hacer que la información llegue a la gente lo mejor, lo más claro y de la forma más rigurosa posible”, destacaba el investigador.
Un apoyo que permite continuar investigando
La beca otorgada por Fundación Caja Rural Burgos al doctorando Jaime Lira, supone para el científico “un soplo de aire fresco muy importante”. Y es que, gracias a este apoyo, Jaime y su equipo de investigadores pueden utilizar las últimas tecnologías para ampliar el estudio del ADN de antiguos fósiles, con el objetivo de matizar y comprobar ideas preconcebidas que no se han podido demostrar hasta ahora.
“En el campo de la biología molecular, cada poco tiempo aparecen nuevas máquinas con funciones que antes eran ciencia ficción. Durante mucho tiempo se pensaba que estudiar el ADN del núcleo de las células de organismos fósiles iba a ser imposible, pero gracias a los avances tecnológicos podemos hacerlo. Por tanto, que una entidad como Cajaviva Caja Rural y la Fundación Caja Rural Burgos nos den este apoyo tan importante nos da la oportunidad de ampliar nuestras investigaciones y llegar más lejos. Es todo un premio”, agradecía el doctorando.
Con este, ya son 8 años los que Fundación Caja Rural Burgos lleva colaborando con Fundación Atapuerca con el objetivo de favorecer el impulso, la formación y el desarrollo de jóvenes investigadores. En total, son más de 150.000 euros los que ha aportado a este proyecto y que han permitido, y se espera seguir permitiendo en el futuro, descubrir importantes hallazgos en el campo de la evolución de los seres vivos.