Todas las entidades no somos iguales. Los valores que defendemos y apoyamos son una de las principales diferencias entre las cajas, los bancos y las cooperativas. Las cuestiones sociales y las nuevas oportunidades determinan los aspectos que las organizaciones decidimos priorizar. En Fundación Caja Rural Burgos divulgamos los valores de la responsabilidad, el compromiso y la solidaridad que caracterizan el ideario de la entidad. En nuestro blog, te contamos en qué consiste el cooperativismo financiero y su compromiso con las cuestiones sociales.
Qué es el cooperativismo financiero
El origen del cooperativismo financiero se remonta al siglo XIX. Un grupo de obreros ingleses reunieron todos sus ahorros para apoyarse y defenderse de la usura. Un modelo de cooperativa que llegó a finales del mismo siglo a nuestro país con un objetivo: intentar aportar soluciones a las necesidades de los sectores de consumo y sectores agrarios. Se convirtió en un pilar básico para el desarrollo del sector agrario. Por ello, a día de hoy, están prestando servicios a todo tipo de usuario.
El compromiso con las cuestiones sociales es el gran diferencial del cooperativismo financiero. Según el Banco de España, la cooperativa de crédito es “una sociedad cuyo objeto social es servir las necesidades financieras de sus socios y de terceros, mediante el ejercicio de actividades propias de las entidades de crédito, siendo el número de socios ilimitado y alcanzando la responsabilidad de los mismos solo al valor de sus aportaciones”.
Es decir, es un conjunto de sociedades privadas en las que sus trabajadores y clientes, o también conocidos como socios cooperativistas, aportan el capital a la entidad y son los encargados de tomar las decisiones importantes dentro de la dirección de su organización. A diferencia de otro tipo de entidades, funcionan de manera democrática y de esta manera, se promueve la implicación y solidaridad de sus miembros.
Las cooperativas de crédito tienen un claro objetivo social. Se centra, sobre todo, en empresas locales y en el territorio en el que se encuentran ubicadas. Así, ayudan a impulsar el desarrollo económico y social del ámbito local. Por ello, cuentan con un mayor número de oficinas por clientes. Tienen una buena accesibilidad y ofrecen garantías de las actuaciones positivas que realizan para la sociedad.
Compromiso con la sociedad
Financiación, subvenciones, acuerdos, patrocinios, ayudas, compromisos. Es prioritario apoyar a los consumidores y a cualquier tipo de entidad local. Su actividad puede llegar a ser determinante para el crecimiento de la comunidad en la que se desarrolla, así como impulsar su desarrollo económico. Es fundamental que el cooperativismo financiero siempre siga y defienda los principios y compromisos sociales que tiene marcados por su propia naturaleza.
Además, se orientan por mejoras de eficiencia. Se recomienda que existan cooperativas de territorios limítrofes para fortalecer y apoyar el crecimiento y desarrollo de las distintas localidades. El modelo de cooperativa de crédito tiene una gestión financiera vinculada al desarrollo económico y social territorial. Una buena opción para sobreponerse a las dificultades del presente y del futuro con las que se encuentran las distintas entidades. La unión hace la fuerza.
La educación también es fundamental, por lo que se llevan a cabo programas de formación e información a todos los socios. Así, pueden ofrecer un servicio mejor y dedicado a cada uno de sus clientes. La unión a la cooperativa de crédito siempre se hace voluntariamente. Además, se basa en la participación económica de los miembros y la gestión democrática en la que participan todos ellos. Aunque en algunas ocasiones buscar la adhesión con otras cooperativas, cuentan con independencia y autonomía.
En el cooperativismo de nuestro país, destaca la labor de las Cajas Rurales repartidas por todo el territorio. Con una larga trayectoria de más de 150 años de historia, continuamos fomentando valores como la vocación social, la responsabilidad, la honestidad y la transparencia.