Cuando un empresario decide crear un negocio, lo más habitual es que su principal objetivo sea ganar un beneficio económico. Y es lógico ya que todas las personas necesitamos el dinero para poder vivir.
Pero también existen emprendedores que tienen como finalidad realizar una serie de actuaciones cuyos beneficios vayan dirigidos a mejorar la situación de otras personas o del propio planeta, más allá de su propio enriquecimiento. Esto es lo que se conoce como emprendimiento social.
Las empresas sociales aúnan una serie de factores y conceptos del ámbito empresarial para conseguir un cambio positivo en el mundo. De esta manera, parte los beneficios que consigan al llevar a cabo su actividad serán devueltos a la sociedad para luchar por mejorarla.
Las características del emprendimiento social
Para constituir una empresa social, al igual que cualquier otro tipo de empresa o sociedad, hay que tener marcados una serie de objetivos y cumplir con unas pautas generales. Podemos hablar de las siguientes:
- Trabajar por conseguir un cambio en aquellas personas o lugares que lo necesitan y que no disponen de recursos para poder hacerlo por sí mismos. Es la voluntad de lograr un mundo más equilibrado, igualitario y saludable.
- Priorizar el impacto y el cambio social antes que la generación de beneficios para los socios y componentes de la empresa. De esta manera, se trata de aprovechar los rendimientos positivos para invertirlos en el desarrollo de nuevas prácticas y alcanzar esos objetivos sociales.
- Estará gestionada por sus miembros y directivos sociales de forma transparente, innovadora y responsable. Ya que se trata de una empresa dedicada a la sociedad, es lógico determinar que no deben existir malas prácticas desencadenadas por la gestión económica.
- Se recomienda implicar a todos los empleados, clientes y destinatarios en la actividad desarrollada y, antes de comenzar a trabajar en o para el negocio, deben saber que se trata de una empresa social y cómo se gestiona.
- La labor realizada debe tener un impacto a largo plazo. No basta con ejecutar una acción puntual, sino que esta se tiene que desarrollar en el tiempo, conseguir que se expanda hasta horizontes más amplios y tratar de que el proyecto se contagie a otras personas.
- El emprendedor social también tiene que ser responsable con su actuación hacia el público al que ayuda y no abandonar el proyecto existe una crisis, a no ser que sea por motivos graves.
- Estas empresas sociales, son sostenibles económicamente, es decir, que el capital que aportan para la causa es propio y no proviene de financiación externa.
Diferencias entre emprendimiento social y otras constituciones
Para entender mejor el concepto de emprendimiento social, vamos a ver qué diferentes existen con respecto a otras agrupaciones empresariales o no, similares.
Diferencias entre empresa social y empresa tradicional
Principalmente, existen dos grandes diferencias entre una empresa social y una tradicional:
- Mientras que en la empresa tradicional los beneficios van destinados al dueño de la misma o, si los tiene, a los accionistas, en las empresas sociales parte de las ganancias (según se estime) se reinvierten en el proyecto social que se lleve a cabo.
- De este modo, los empresarios sociales benefician con sus acciones a gran parte de personas ajenas a la compañía, mientras que en las sociedades tradicionales los beneficiarios son los propios socios.
Diferencias entre empresa social y ONG
Aunque a priori se puede pensar que la empresa social equivale a una Organización No Gubernamental porque su propósito es ayudar a las personas y buscar el bien común, en realidad no son lo mismo.
La principal diferencia entre estas dos agrupaciones es que las ONG se financian a través de donaciones terceros, tanto particulares como empresas, mientras que los negocios sociales, como veíamos, se financian con sus propios recursos y beneficios. Es decir, no dependen de nadie más que de sí mismos para existir.
Aunque en España el emprendimiento social aún no está muy extendido, representa un 0,5% del volumen del mercado europeo, es cierto que los consumidores cada vez se sienten más atraídos por productos y servicios que promueven prácticas éticas. Por ello, el fomento del emprendimiento social, muy probablemente sea clave en el desarrollo futuro del tejido empresarial.