La doctora Cecilia García-Campos es la cabeza de una de las líneas de investigación más interesantes de Atapuerca. A través de la Fundación Atapuerca, y gracias al apoyo de Cajaviva Caja Rural y Fundación Caja Rural Burgos, lleva años estudiando los tejidos dentales para determinar el sexo de los sujetos estudiados.
Hemos aprovechado la renovación del estudio antes comentado para hacerle unas preguntas, tanto sobre la investigación que está realizando, como su visión sobre el sector y la dignificación del papel del investigador doctorado.
Quién es la doctora García-Campos
La doctora García-Campos forma parte del grupo de antropología dental del CENIEH de Burgos. La línea de investigación que lidera consiste en encontrar rasgos que permitan diferenciar a los hombres de las mujeres dentro de una población.
La importancia radica en buscar rasgos en los dientes que “permiten hacer esta diferenciación de los dientes y las piezas del esqueleto”. Tienen “más posibilidad de sobrevivir en otros contextos de todos los depósitos geológicos”, ya sea en contextos forenses muy destructivos.
Por ejemplo, puede ser una cremación o en contextos paleo-antropológicos que, por naturaleza, “son muy destructivos por el paso del tiempo o contextos arqueológicos”. Además, los dientes tienen una ventaja que es interesante en ambos campos, que es que “permiten establecer el sexo incluso en individuos sub-adultos”.
¿Sólo tiene aplicaciones antropológicas?
Nada más lejos de la realidad, el trabajo de la doctora García-Campos, “está a medio camino entre la paleo-antropología y las ciencias forenses“. “De hecho, es una línea que realizamos en colaboración con la Escuela de la Medicina Legal de Madrid y la Fundación Atapuerca”.
De hecho, su tesis doctoral surgió a raíz del caso de José Bretón y sus hijos. “Cuando hubo problemas en los procesos de identificación por confundirlos con restos de animales, José Bretón tuvo mucho tiempo para hacer una cremación a conciencia. Tuvo mucho cuidado en su destrucción y sus estructuras esqueléticas están pulverizadas. Sólo quedaron los dientes“, explica la investigadora.
“Se pudo identificar que esos dientes eran humanos, la dentición humana se diferencia mucho de la del resto de animales. Además usaron una técnica que básicamente consiste en que los dientes crecen como los árboles, generando anillos”, explica. Nosotros, generamos estos anillos cada 7 o 9 días, por lo que en este caso, el margen de error fue “de uno o dos meses, por lo que fue muy eficaz”.
Dientes que más información dan a la hora de investigar
Los caninos, ya que contienen uno de los dos rasgos más dimórficos entre primates y que más nos diferencian entre machos y hembras. El otro es el tamaño corporal. “En cuanto a los caninos, esta pieza dental ha tenido un papel fundamental en los eventos de defensa de territorios, de amenaza y las interacciones violentas de los machos por acceso a las hembras. En la evolución, los caninos vieron una reducción importante”.
Esto se debe, como bien explica la doctora, a “un problema para la comunicación oral y la gesticulación facial”. Además, los hombres tienen “una estructura de dentina mucho más potente. Preparada para atacar”. Pese a que, actualmente, no se cumple esta función, “se mantiene ya que tampoco es perjudicial”.
¿Eran esperables estos resultados?
Nada más lejos de la realidad, los resultados están siendo altamente llamativos, y más teniendo en cuenta que “no había bibliografía previa”. Sí que había determinados estudios previos que permitían intuir ciertos rasgos, “pero muy poquitos”.
Hay que tener en cuenta que los tejidos dentales no se han podido analizar con cierta precisión hasta que no han surgido técnicas como la microtomografía computarizada. Un TAC de alta precisión con un rango de radiación muy alto.
Esto, permite diferenciar entre muchos tejidos y a muchísima precisión. “Cuando empiezan a surgir este tipo de estudios es de donde surge mi tesis“, explica. Tuvo que leer mucho, “plantear y replantear el trabajo“.
Además, esta realizando avances en temas de actualidad, como el origen de las especies. Y es que, junto a sus estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid, que realizan sus Trabajos de Fin de Máster investigando en Atapuerca, han hecho ciertos descubrimientos.
“El patrón de dimorfismo sexual se ve en todas las poblaciones humanas modernas, pero por ejemplo en las africanas presentan un rasgo con esmalte más grueso, más típico del homo sapiens, y las europeas tienen un esmalte más fino, más cercano al de los neandertales“, atestigua la investigadora.
Opinión sobre la situación de la investigación en España
En cualquier sociedad, la participación del Estado y apoyo en investigación “nos beneficia a todos. Generamos cultura y patentes“. Un ejemplo es Alemania y la cantidad de patentes sociosanitarias que han generado.
Además, la participación del sector privado es fundamental, ya que “cubre esos huecos y marca la diferencia. Ayuda a insertar la investigación dentro del entramado económico en muchos sectores y en el de Atapuerca. Es evidente la influencia de Atapuerca en Burgos y la región”.
Pese a que en España hay investigadores buenísimos, “están mucho más valorados en el extranjero. Es una pena que a veces salir del país a veces sea una imposición y no una opción“.
Para finalizar, la doctora aprovecha la ocasión para reivindicar el hecho de dignificar la carrera del investigador, “y eso pasa por hacer contratos de calidad”. Si pides a una persona funciones con una alta cualificación, y muchos esfuerzos y horas de trabajo, tienes que darle ese valor.