Durante 70 años, la familia Nicolás Correa se ha dedicado a la fabricación industrial de fresadoras. La perseverancia y el constante trabajo de las tres generaciones que han pasado por la empresa ha sido la clave del crecimiento global de este negocio instalado en nuestra ciudad. Y es que, a sus 68 años su actual presidente, José Antonio Nicolás Correa, hijo del fundador, no tiene planes de jubilarse por el momento.
Así, la gestión eficaz y moderna, su apuesta por la innovación y el mantenimiento y la generación de empleo en Burgos del Grupo Nicolás Correa, han hecho merecedor a este empresario del Premio Valores Por Encima del Valor en la categoría de responsabilidad.
Un crecimiento progresivo
La empresa de Nicolás Correa nació en Éibar, Gipúzcoa, un lugar donde la industria era el germen de la economía local en 1947. Su primer local estaba situado en el segundo piso de un edificio y allí se comenzaron a fabricar las primeras fresadoras “de forma manual y del tamaño de una máquina de coser”, comentaba el presidente de la empresa.
A partir de ese momento, el contacto con un gran empresario internacional hizo dar un paso de gigante a la carrera de esta pequeña empresa familiar. “Mi padre llegó a un acuerdo con Oerlikon, una prestigiosa empresa suiza que fabricaba fresadoras y armamento, y tomó una participación en nuestro negocio. Así, nos dio la licencia para empezar a fabricar alguna de sus máquinas y eso nos permitió exportar, algo que por los años 50 era muy difícil en España por su escasa tradición industrial. Gracias a la reputación de Oerlikon, conseguimos abrirnos mucho al mundo”, explicaba Nicolás Correa.
Apuesta por el empleo en Burgos
Ante las buenas previsiones de futuro de esta compañía, los gobernadores de Burgos hicieron todo lo posible por que la empresa Nicolás Correa se instalase en el Polo de Promoción Industrial de reciente creación en Gamonal. Eran los años 60 y empezaba a expandirse la industria por España.
“Nos dieron muchas facilidades para venir a Burgos. Querían arrancar cuanto antes y nos dieron una parcela muy grande. No nos lo pensamos dos veces y nos vinimos aquí. De esta modo, fuimos la primera empresa que se creó en este Polígono y, a partir de entonces Burgos se convirtió en una importante ciudad industrial”, señalaba hijo del fundador.
Y desde el año 1965, el grupo Nicolás Correa continúa con su sede central instalada en el mismo lugar. Con otra planta en China y una recién cerrada en el País Vasco, el grupo cuenta con la mayor parte de la actividad industrial en nuestra ciudad. Así más de 400 personas trabajan directamente para la compañía, además de las que lo hacen indirectamente como clientes, proveedores, consultores, transportistas, etc. Es una apuesta por la generación de empleo y producción en Burgos.
Trabajo dedicado a la satisfacción del cliente
Una cosa que diferencia al Grupo Nicolás Correa, aparte de su larga tradición en el mundo de la fabricación de fresadoras, es que su relación con los compradores va más allá de la venta de la máquina. “Nosotros nos ‘casamos’ con nuestros clientes y procuramos hacerles un apoyo en el uso de la máquina para que les saquen el mayor partido posible, que es de lo que se trata”, razonaba el presidente de la compañía.
Así, la empresa ha conseguido constituirse como líder europeo en su sector, exportando el 80% de su producción. En esta línea de expansión desde la vocación e interés por Burgos, Fundación Caja Rural ha reconocido a José Ignacio Nicolás Correa la responsabilidad empresarial que ha llevado a cabo durante los últimos años. Y el presidente del grupo no se puede encontrar más agradecido con este galardón.
“Como empresario mis dos objetivos son: ganar dinero y crear patrimonio y, por otro lado, obtener reconocimiento social. Con estos premios consigo hacer ese reconocimiento público de la labor que uno ha hecho durante estos años. Por lo que me siento muy satisfecho”.
“Además, este galardón también es especial porque siempre he tenido mucho aprecio por Cajaviva Caja Rural. Cuando pasamos por la última crisis ellos estuvieron a la altura de las circunstancias y nos apoyaron desde el primer momento. Su ayuda fue una de las claves para salir adelante y siempre se lo agradeceremos”.
Previsiones de futuro
Aunque este último período ha estado destinado a la reestructuración del negocio tanto económica como internamente, con el nombramiento de una mujer en la dirección general de la empresa, Nicolás Correa se siente optimista. “Yo creo que vamos a entrar en una fase de cierta expansión. Estamos ganando cuota respecto a los competidores y el mercado está creciendo. A partir del año que viene las previsiones son muy buenas”.
Pero para conseguir ese crecimiento empresarial, el presidente de esta compañía industrial burgalesa hace un llamamiento a todos los empresarios: “es muy importante que todas las empresas inviertan en seguridad informática. Tienen que asegurar los riesgos dentro de lo que se pueda, poniendo todos los mecanismos posibles para que los ‘malos’ no les entren. Eso es la principal amenaza que puede destrozar una compañía entera”.
Gracias a la perseverancia de esta familia, el grupo Nicolás Correa ha sido clave para el crecimiento económico e industrial de Burgos. Esperamos que siga siendo así por muchos años y que la tradición familiar siga el ejemplo de sus antepasados.