La calle San Lorenzo de Burgos, más comúnmente conocida como “calle de Los Herreros”, es una de las zonas de tapeo más características y frecuentadas de nuestra ciudad. Su variedad de pinchos y tapas es la clave para atraer cada tarde a cientos de personas, tanto locales como turistas. De esta manera, cada vez son más los empresarios que se animan a abrir su negocio en este lugar con el objetivo de aportar algo novedoso a la zona para hacerla crecer de manera gastronómica.
Este el caso de Felipe Domínguez, un joven gestor hotelero compostelano, que, tras recorrer varios países decidió aventurarse a cumplir su sueño de emprender un negocio relacionado con la restauración en Burgos. Actualmente, es uno de los socios fundadores del bar de tapas La Quinta del Monje, y también del restaurante Cuchillo de Palo, ambos situados en esta concurrida calle.
“He estado trabajando en el mundo hoteles y me gustaba, pero prefería emprender por mi cuenta. Tras haber gestionado los restaurantes de los hoteles creí que debía apostar por ello pero por mí mismo. Así, empecé con el Bowery en 2012, una cervecería de tarde-noche, aunque no era a lo que me quería dedicar pero bueno, era una apuesta de negocio. Luego en 2013 abrimos La Quinta del Monje, en 2015 creamos Cuchillo de Palo y en octubre de este año hemos cogido también el Gaona Jardín”, señalaba Felipe.
Maridaje entre el vino, la cocina original y la tradicional
La idea de negocio de este emprendedor era marcar la diferencia en cuanto al tapeo en Burgos se refiere. Y con La Quinta del Monje y Cuchillo de Palo lo ha conseguido. “En mi mente siempre ha estado montar algo dedicado a los pinchos elaborados al momento y de calidad superior, buenos productos, algo que yo creía que faltaba sobre todo en esta calle tan tradicional. Apostar por algo diferente”.
De esta manera, La Quinta del Monje se caracteriza por trabajar con una barra de pinchos calientes al instante, en donde la calidad y la vanguardia de los mismos es lo más importante. “Nos definimos como cocina en miniatura, de mercado, muy cambiante con producto fresco de calidad. Sabemos que estamos un poco por encima de la media en los precios de los demás pero eso se compensa con la calidad”, indicaba su dueño.
Así, como recomendación personal de Felipe, no podemos irnos de La Quinta del Monje sin probar el delicioso Tataki de Atún Rojo, acompañado de soja y maracuyá.
En Cuchillo de Palo, se ha trasladado esta cocina de tapas calientes, pero según explicaba Felipe, en lo que más se ha apostado es por el maridaje entre el vino y la cocina tradicional burgalesa y castellana. “Tenemos sobre 70 u 80 referencias en una carta de vinos que se cambia trimestralmente para degustar vinos especiales de denominación de origen españoles y algunos extranjeros. Luego hemos traído de La Quinta (del Monje) las tapas calientes elaboradas al momento, pero aquí hemos mantenido lo que es comida más tradicional, no la más moderna. Aunque sea con una elaboración y una presentación diferentes, la comida de Cuchillo de Palo es más tradicional como sopa castellana, cordero,… cosas que en La Quinta no tenemos”.
Para este emprendedor, las delicias que nos aconseja probar en este restaurante acompañadas de un buen vino son las Lágrimas de Presa Ibérica y la Zamburiña de Tigre.
Originalidad ante todo
Ante la creatividad gastronómica que sigue la línea de La Quinta del Monje, este establecimiento ha decidido participar en el concurso La Mejor Tortilla de Patata de Burgos, organizado por la Fundación Caja Rural Burgos. Para ello, ha apostado por crear una tortilla con ingredientes muy especiales: pescado, langostinos y hasta leche de tigre. “Se trata de una apuesta muy diferente a la tortilla convencional, muy en nuestra línea de innovar y ser diferenciador”, comentaba Felipe.
Así, en este afán por buscar la originalidad en sus negocios, Cajaviva Caja Rural ha apoyado a Felipe desde sus inicios. “Fueron los que al principio apostaron por mí, por el Bowery y luego ya he venido trabajando con ellos para el resto de mis negocios. He tenido siempre muy buena relación con este banco y me ha ayudado mucho a través de todo, de préstamos, de cuentas de crédito,…”, comentaba Felipe agradecido por la confianza de Cajaviva Caja Rural.
Pese a que tiene varios negocios que gestionar, Felipe quiere seguir creando nuevos proyectos de futuro, aunque, según señalaba, aún están en fase de maduración. Esperamos que sigan siendo igual de originales y exitosos, y que nos siga sorprendiendo con comida tan exquisita como la que ahora nos ofrece.