Si hay algo que defina la Navidad es la ilusión, la nostalgia y como no, la comida. Me gustaría compartir con vosotros, gracias a la Fundación Caja Rural Burgos, mis sabores tradicionales de estas fechas y a la vez que recordéis los vuestros.
Burgalesa de nacimiento (y con unos años ya), nunca he vivido la Navidad fuera de mi ciudad, siempre en Burgos, siempre en casa. Poner el belén, subir al castillo a por el musgo, las ramas y la tierra, decorar el árbol, organizar las mesas y sillas, las compras, los regalos, todo bien planeado.
Los sabores de la cena de Nochebuena
En mi casa, el chupinazo de las fiestas lo daba mi madre. Comenzaba a cocer las castañas con anises la tarde de Nochebuena. Toda la casa se impregnaba de su olor y para nosotros ya era Navidad.
Días antes pensábamos el menú, vueltas y vueltas para finalmente comenzar la Nochebuena cenando coliflor a elegir, con ajitos, mayonesa o vinagreta; un manjar.
Después venía el besugo que era tradición y mi madre siempre decía que tenía “mal repartir” porque todos queríamos la parte de la cola. Se pasaba el rato diciendo: “cuidado con las espinas y no habléis mientras lo coméis”.
Del turrón se ocupaba mi abuelo. Le recuerdo partiéndolo con un mazo porque era grueso y duro como una piedra. Menos mal que la mesa era de madera.
Los sabores de la comida de Navidad
Al día siguiente era Navidad. Como nos juntábamos muchos comíamos paella, era el plato más “apañao” y a todos nos gustaba. Eso sí, con muchos, muchos tropiezos. ¡Qué rica!.
Mi familia materna tuvo durante décadas una casquería en la calle San Lorenzo, y por supuesto las cabecillas de cordero asadas eran el plato estrella. Todos se apostaban a ver quien dejaba los huesos más limpios, mi madre ganaba siempre, ¡le encantaban!.
Los niños comíamos pollo de corral criado expresamente para la fecha. Mi tío se encargaba de alimentarle y cada año hacia que fuera más grande que el anterior, eso nos producía muchas risas: hemos llegado a comer un pollo más grande que un pavo.
Otra tradición que mantengo hasta nuestros días es la bandeja de dulces, se prepara en Nochebuena, se van sacando todos los días con el postre pero duran y duran hasta después de Reyes.
Y ¿qué me decís de las sobras?, cuantas croquetas se comen y se cenan durante estos días ya sabéis, “cocina de aprovechamiento”.
La cocina es mi pasión y mi profesión y me gusta elaborar platos maravillosos pero esa es ya otra historia.
Con el tiempo todo evoluciona pero también hay que intentar mantener las tradiciones. Para mí, las castañas, la coliflor, el besugo, el turrón, la paella, las cabecillas de cordero y el pollo de corral son mis sabores navideños. ¿Cuáles son los vuestros?