Apunten su nombre: Mónica Ortega Velasco. La joven burgalesa ha sido premiada por la Fundación Cajaviva y y Caja Rural junto a la Universidad de Burgos al realizar el mejor Trabajo Fin de Máster del ámbito agroalimentario. Un reconocimiento que “ha sido toda una sorpresa y una gran alegría que valoren el trabajo de muchos meses“, asegura. “Estoy muy contenta porque el proyecto se está moviendo, está saliendo a la luz y puede desarrollarse”.
Una actividad de mecenazgo que tiene como objetivo apoyar a los estudiantes y, en especial, a este sector. En los últimos años, su demanda está siendo bastante baja. Por ello, se busca dar alicientes y apoyo mediante este tipo de becas. Sin embargo, el agroalimentario es uno de los sectores que más oferta tiene en Castilla y León. Comparado con la industria, ocupa más del doble en la comunidad y cuatro veces más que la media española. La UBU ha implantado un huerto ecológico, realiza diversos talleres y acerca las últimas tendencias a los jóvenes.
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ToggleReducir la huella de carbono
Graduada en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural, decidió especializarse en sostenibilidad agroalimentaria –Máster de Ingeniería y Gestión Agrosostenible-. Un campo en el que Europa y muchos otros países del mundo están trabajando. La sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente es una prioridad real. Mónica cuenta que apostó por este grado porque “me gustaba ver en mi pueblo, Pedrosa del Príncipe, como trabajan los agricultores y cómo se está avanzando con la tecnología”.
Su Trabajo Fin de Máster, Efectos del cambio del manejo del suelo agrícola sobre el secuestro de carbono orgánico en el suelo y la emisión de gases de Efecto Invernadero, nace con el objetivo de seguir reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero. En los últimos años, nuestro país ha firmado varios acuerdos europeos de sostenibilidad ambiental. Sin embargo, se siguen centrando en proyectos a nivel forestal.
Este fue el principal impulso para la investigación de Mónica. Combatir la reducción de la huella de carbono a través del sector agroalimentario. “Hay una serie de prácticas que ayudan a capturar una mayor cantidad de carbono como dejar restos de cosechas, la fertilización o la rotación de cultivos”, explica. Es cierto que en España se está empezando a trabajar en ello. Hay algunos campos de ensayo. La premiada cuenta que, en la empresa donde realizó las prácticas, “están valorando seriamente utilizar esta metodología”.
Sin embargo, Ortega tuvo que documentarse sobre proyectos del otro lado del charco. “Leí sobre una política australiana en la que se están dando bonificaciones a los agricultores por realizar prácticas que absorben carbono; entonces me dije: esto hay que hacerlo en España”. Así explica la joven burgalesa su proyecto. Una apuesta que está más cerca del presente que del futuro.
Un futuro ligado al sector agroalimentario
Apostar por un sector en el que no se para de avanzar no es ningún disparate. Tampoco lo es especializarte en desarrollo sostenible. Una elección que augura un futuro prometedor para Mónica. La joven burgalesa asegura que, aunque su investigación haya tenido una muy buena acogida, “va paso a paso” y quiere “seguir aprendiendo”. Continuará su formación en Francia donde conocerá cómo trabajan la agricultura de precisión. Lo hará gracias a una beca de la Junta de Castilla y León.
Mónica anima a los jóvenes. El sector agroalimentario se está convirtiendo en una gran oportunidad de desarrollo laboral con la tecnología como uno de los principales apoyos. Hay que remitirse a los datos: mucho trabajo para poca demanda. “He comprobado que se está avanzando pero queda mucho trabajo por hacer”, asegura la burgalesa.