Con el objetivo de promocionar la “Patata de Burgos”, la “Asociación para la promoción y defensa de la patata de la provincia de Burgos” pone en marcha del 1 al 15 de marzo un Concurso de tortillas de “Patata de Burgos” dirigido a los establecimientos hosteleros de la capital. El certamen contará con 2 categorías, una para la tortilla de patata tradicional y otra para la tortilla de patata con productos de Burgos, pudiendo concursar en una o ambas categorías.
Un total de 28 establecimientos se han sumado a esta iniciativa que cuenta con la colaboración de la Federación de Hostelería de Burgos y con la Escuela de Hostelería y Turismo de la Flora, en cuyas instalaciones y de la mano de cocineros profesionales, se hará la selección de las 2 mejores tortillas de cada categoría. El II Concurso cuenta con el apoyo económico de la Diputación de Burgos y de la Fundación Caja Rural de Burgos.
Para la elaboración de las tortillas, la Asociación ha proporcionado a cada participante 15 kg de “Patata de Burgos”. La relación de los establecimientos participantes se puede consultar en la web: www.patatadeburgos.es.
En 2013, la Asociación puso en marcha un Concurso de Tortilla de Patata con productos de Burgos, que contó con el apoyo de la Federación de Hostelería de Burgos y la Asociación del Plan Estratégico de Burgos, al enmarcarse esta iniciativa dentro de la programación de Burgos Capital Española de la Gastronomía.
MARCA DE CALIDAD.-
La característica diferencial más importante de la Patata de Burgos es su excelente capacidad de conservación, manteniendo durante largo tiempo su calidad y sus características organolépticas. Esta propiedad depende en gran medida de la temperatura a la cual se produce la maduración y recolección de los tubérculos.
Las patatas amparadas por la Marca deben presentar un contenido en materia seca superior al 17 % para asegurar un buen comportamiento en la cocina. Además antes de salir al mercado, se analiza en laboratorio la calidad culinaria con pruebas estandarizadas de frito y cocido, y se seleccionan las variedades más aptas para freír, al tiempo que se diferencian las que son mejores para cocer o guisar. Así sólo los lotes de patata que pasan los análisis de calidad culinaria salen al mercado envasadas con la etiqueta y logotipo que avalan su origen y calidad.
El rudo clima burgalés, el suelo fértil, los cuidados tradicionales de los agricultores, el esmero en la selección y en la conservación de los envasadores y los rigurosos controles de los técnicos hacen que la “Patata de Burgos” llegue al consumidor con la garantía de una calidad superior, contrastada y reconocida. La comercialización se realiza en envases de papel de 15 kilos para la hostelería y 4 kilos para el consumidor.