El apoyo incondicional a las causas especialmente difíciles o comprometidas es uno de los significados del valor de la solidaridad. Y no hay mejor ejemplo de ello que la labor que realiza el proyecto Betania en Burgos.
Desde hace 20 años este programa dependiente de las adoratrices, se dedica a acompañar a aquellas mujeres que están en situación de riesgo y/o vulnerabilidad en la sociedad por encontrarse en contextos de prostitución o ser víctimas de trata. Su objetivo es contribuir al pleno desarrollo de estas personas mediante su inclusión en la sociedad y promoviendo sus derechos.
Durante toda su trayectoria, el proyecto Betania ha conseguido ayudar en Burgos a más de 1.000 mujeres, también a hombres y transexuales, en estas situaciones. Por todo ello, han sido galardonados con el Premio Valores Por Encima del Valor en la categoría de solidaridad.
Mejorar la vida de estas personas
Betania nació en el año 1998 como un programa de ayuda a la mujer ante el desarrollo de la prostitución en las zonas de fiesta de la ciudad, por parte de mujeres esencialmente mayores vinculadas, en muchos casos, al consumo de sustancias estupefacientes.
Así, su primera línea de actuación consiste en una atención integral y personalizada para mejorar la vida de aquellas mujeres en contextos de exclusión y/o víctimas de la trata con fines de explotación sexual. “Tenemos un centro de apoyo social y contamos con recursos residenciales donde atendemos diferentes áreas: formativa, laboral, psicológica educativa, de la salud, jurídica, … También disponemos de diferentes actividades de ocio y tiempo libre. Todo depende de las necesidades de la persona”, señala Consuelo Rojo responsable del proyecto Betania en Burgos.
Para llevar a cabo estas actuaciones, Betania está formado por un equipo de cinco personas: una trabajadora social, una psicóloga y tres educadoras sociales, además del apoyo de 10 voluntarios.
Sin embargo, aunque muchas personas acuden a la ayuda de Betania por sus propios medios, no siempre es así. “El caso de la prostitución es muy complicado porque hay muchas mujeres que no tienen capacidad de abandonarlo por diferentes circunstancias”, explica Consuelo. Por ello, también realizan visitas a lugares donde se practica la prostitución y colaboran con más entidades que les ponen en contacto con estas mujeres para poder ayudarlas.
Concienciar y educar
Consuelo explica que la prostitución no solo afecta a las mujeres que están en ella sino también a los hombres que la consumen. “Cuando un hombre va en busca de prostitución va en busca de algo. A veces esa búsqueda está vinculada a temas de poder, a quien paga manda y no a unas relaciones sanas. Esto afecta al hombre y, por supuesto, afecta a la sociedad”.
En este sentido, consideran que la concienciación es muy importante para la sociedad. Por eso, desde Betania también realizan diferentes campañas de sensibilización a lo largo del año, como un ciclo de cine donde se proyectan películas que abarcan estos temas, charlas en los colegios e institutos o mensajes lanzados por las propias mujeres.
Asimismo, abocan por la educación sexual como solución para erradicar este problema. “Es importante realizar una educación afectivo-sexual que lleve a mantener relaciones igualitarias y sanas”, indica Consuelo.
Planes de futuro
La reinserción completa de estas personas en la sociedad es su principal proyecto de futuro y objetivo a largo plazo. “Estamos hablando de una problemática social muy seria pues muchas mujeres son señaladas y es complicado superarlo como sociedad. Nos gustaría poder ofrecer más puestos de trabajo que pudieran salir del ámbito doméstico, que ellas se pudieran empoderar y tener más voz. Para ello el estigma de la sociedad tiene que cambiar”.
En este sentido, hacen un llamamiento a la sociedad para proponer soluciones a este problema social y agradecen el premio a Fundación Caja Rural Burgos por el reconocimiento a su labor. “Es de agradecer que una entidad bancaria tenga integrados esos valores como la solidaridad en la sociedad burgalesa y reconozca la labor de todos los premiados”.
Y es que contribuir al pleno desarrollo e integración social de estas personas es cosa de todos.