Normalmente comemos varias veces al día, y aunque hacerlo saludablemente es fundamental, esto no debe agobiarte. Todos tenemos hábitos o costumbres que repetimos con más frecuencia, y resuenan para bien o para mal en el conjunto de nuestra alimentación. En este post, las chicas de Umami Nutrición nos dan unas claves prácticas para transformar tu alimentación en más saludable. ¡Sigue leyendo!
Si tienes un objetivo concreto, o si tienes dificultades para implantar nuevos hábitos, te recomendamos que inviertas en un dietista-nutricionista. Algunas sesiones con un buen profesional pueden ser de gran ayuda para el resto de tu vida.
Razones para llevar una alimentación sana
Antes de ponernos al lío, vamos a darte algunas razones por las que merece la pena que te esfuerces en generar buenos hábitos para que lleves una alimentación saludable:
- Comiendo sano puedes prevenir enfermedades como la diabetes tipo II, la hipertensión arterial o la hipercolesterolemia. En muchas ocasiones, aunque no siempre, están directamente relacionadas con el estilo de vida.
- Una buena alimentación puede ayudarte a mejorar notablemente tu rendimiento deportivo. Además de comer sano, aquí habría que comer “con estrategia”, ¡pero es muy sencillo y el efecto se nota un montón!
- Comer saludable y atendiendo a ciertos criterios puede ayudarte a resolver problemas con tu ciclo menstrual, como en el caso de determinadas amenorreas, endometriosis o síndrome de ovario poliquístico. De la misma forma sucede con algunas patologías digestivas como el síndrome de intestino irritable y otras.
Por todo esto y muchas cuestiones más es importante que la base de tu alimentación sea saludable. En ese sentido, apoyarnos en el plato saludable de Harvard es una buena opción en población general y sin entrar en la patología o circunstancia de un individuo en concreto.
12 trucos para hacer tu alimentación más saludable
Partiendo de esa base, ¿qué más puedes hacer?
Te dejamos pequeñas ideas de cambios para que apliques lo que necesites a tu día a día:
- Cambiar tomate frito por tomate triturado que puedes saltear con ajo y cebolla. Te ahorras el azúcar añadido, que es su vez lo que hace que tu paladar se adapte a ese nivel de potencia de sabor, y luego demandes productos potentes.
- Sustituir las pipas de sabores por pipas o garbanzos especiados y horneados. Evitas así los aditivos y potenciados de sabor con los que las recubren.
- Cambiar las palomitas de sabores o de microondas por maíz hecho en la cazuela. El problema de las primeras es el azúcar añadido y la calidad y cantidad de la grasa que las compara. La ventaja de las segundas es que no lo tienen, y que además sacian bastante en poca cantidad de maíz
- Comer patatas hechas en freidoras de aire o chips de verduras al horno (tenemos una receta en nuestras redes, @umaminutricion), en vez de patatas fritas. Nos evitamos gran cantidad de aceite.
- Cambiar las galletas comerciales por galletas de avena y plátano. Estas últimas no tienen azúcar añadido, grasas de mala calidad ni harinas refinadas, como en el caso de la más inocente galleta maría.
- Sustituir el cacao soluble por cacao puro. Para hacer esto en forma de transición y no de golpe, puedes ir mezclando ambos en diferentes proporciones, con más cacao cada vez.
- Cambiar los yogures azucarados por naturales. Puedes añadirles canela, cacao, frutos rojos, coco rallado, etc… para ir adaptándote a su sabor
- Intentar tomar cada vez menos azúcar en el café, o cada vez menos edulcorante, o añadiendo un poco de canela.
- Cambiar las pizzas precocinadas por pizzas con masas caseras e integrales, con muchas verduras.
- Cambiar los bizcochos comerciales por… ¡no por bizcochos caseros! El resultado aquí puede ser, que bajo ese “aura” de saludable, acabemos concediéndonos la licencia de comer lo que queramos. Te recomiendo que pruebes “bizcochos” o productos con textura quizá parecida, pero sin tanta potencia de sabor dulce, que es el detonante sin duda de que queramos comer otro trozo más. Tienes en nuestras redes una receta de mugcake de avena que puede sustituir esas ganas de comer bizcocho por una alternativa menos llamativa, más saludable y más saciante.
- Reducir el contenido de sal de tus platos por especias.
- Sustituir refrescos por aguas saborizadas es una buena idea para reducir el gas, los aditivos y los azúcares.
Con todas estas recomendaciones, desde Clínica de Nutrición Umami esperamos haberte dado alguna idea que haga tu alimentación algo más saludable, si es que es tu objetivo. Y por supuesto, compartir es de guapas y de guapos. Si tienes un truquito chulo que te llene de orgullo, estamos deseosas de leerlo en los comentarios de este post.