Antonio Arroyo, docente con más de 30 años de experiencia en el campo de las matemáticas, ha recibido el Premio Honorífico de la Enseñanza Matemática 2020 que hace entrega Fundación Caja Rural Burgos.
En el acto han participado el galardonado Antonio Arroyo, Miguel Ángel Terradillos, vicepresidente de Fundación Caja Rural Burgos y Constantino de la Fuente, miembro de la asociación de Educación Matemática “Miguel Guzmán” y primer premiado.
La labor de Fundación Caja Rural Burgos en el premio
Miguel Ángel Terradillos abre este acto ensalzando la visión de la Fundación Caja Rural Burgos en su labor de apoyo a la actividad docente y matemáticos, como el libro de Tesoros Matemáticos de la Catedral de Burgos. Según reconoce, la Fundación ve con muy buenos ojos la labor de estos profesores especialmente implicados en hacer que las matemáticas, una asignatura tradicionalmente difícil, sea una de las favoritas y demandadas.
Según desvela, uno de los motivos de mayor peso y orgullo para haber concedido este premio es la de dirigir una asociación como la de “Miguel Guzmán”, tan implicada en formar y apoyar a los jóvenes en la disciplina matemática, ya que serán los líderes del futuro.
Constantino de la Fuente, el primer galardonado
Constantino, primer galardonado de tan joven premio (es la segunda edición), se deshace en halagos para su compañero y amigo. Según relata, “la asociación “Miguel Guzmán” se ha consolidado como una asociación referente gracias al esfuerzo de personas como él“. Tras muchísimos años en la enseñanza en institutos como el Comuneros de Castilla o universidades como la de Burgos, la gran máxima de Antonio, dice su compañero, es enseñar a pensar.
Según el anterior ganador, Antonio es un maestro que quiere divertirse con las matemáticas, con su magia. Esto lo consigue mediante retos matemáticos y el ingenio. Los trucos que muestra los hace mediante la experimentación genuina basada en la sencillez y la belleza. Antonio siempre ha sabido encontrar cosas de magia y magia en las cosas.
Antonio Arroyo, ejemplo de magia en la docencia
Para encarar la recta final del acto, el agraciado quiere dedicar unas palabras, visiblemente emocionado por las que le han dedicado a él. Para empezar, agradece tanto a Fundación Caja Rural por crear el premio y apoyar a la docencia, como a sus compañeros de la asociación que él preside, la “Miguel Guzmán”.
También dedica el premio a personas que lo han marcado en mayor o menor medida, como su compañero Ezequiel, pionero en la aventura de la asociación y tristemente fallecido. Además, muchos compañeros de profesión, sean profesores de matemáticas o de otras áreas que ha conocido tanto en seminarios sobre enseñanza como en partidos de fútbol.
Para acabar los agradecimientos, no puede olvidarse de sus compañeros del Liceo Castilla, su pueblo, Villadiego y, por supuesto de toda su familia, el “motor fundamental para seguir”. Eso sin olvidar a todos los alumnos que han pasado por sus clases, a los que espera haber marcado y hecho que lo recuerden “con un poco de cariño”.
Por supuesto, el acto no podía finalizar sino con un truco de magia matemático. Un juego de adivinación de base tres en el que Antonio Arroyo pudo adivinar los números en los que estaban pensando los presentes.