Cada vez salen a la luz más estudios donde se busca observar los efectos del uso excesivo de las pantallas en el cerebro de los más pequeños. Vemos que el comportamiento, las conductas y las habilidades se ven afectadas por el mal uso de las nuevas tecnologías.
Muchos resultados muestran que los niños que pasan más de dos horas expuestos al móvil o a otros dispositivos, obtienen peores puntuaciones en los test de lengua y pensamiento. Asimismo, gracias a los escáneres cerebrales podemos ver que existen diferencias en los cerebros de aquellos que pasan más de 7 horas al día con todo tipo de dispositivos frente a otros cerebros que no tienen tanta exposición. Se puede ver reflejado en una corteza cerebral más fina o una disminución de materia blanca en el cerebro perjudicando al aprendizaje y, por supuesto, a la capacidad de atención.
La OMS establece unos periodos de exposición a pantallas máxima, según la edad de cada niño. Así, mientras para los menores de dos años se desaconseja totalmente el uso de pantallas digitales, para los mayores de 12 años se recomienda no sobrepasar las dos horas diarias.
¿Como afectan las nuevas tecnologías al desarrollo de los bebés?
La excesiva digitalización puede dañar al correcto desarrollo de su cerebro. ¿En qué lo podemos ver? Dificultades sociales y motoras para desenvolverse en su vida cotidiana, inhibición de la creatividad, generación de desinterés por el mundo físico e intolerancia al aburrimiento, problemas de agudeza visual, alteración en la rutina del sueño y aumento de la agresividad. Además incrementa el riesgo de sufrir depresión en la juventud.
Consejos para evitar la adicción a las pantallas:
—Fijar un horario cerrado y controlar el contenido que consumen.
—Fomentar las actividades al aire libre. Los niños son más felices y sanos cuando tiene una mayor conexión con la naturaleza.
—Dar un uso productivo de las pantallas. Crear vínculos para aprender cosas en familia como curiosidades o profundizar sobre temas de interés para los niños.
—No permitir que se lleven las pantallas a la habitación, de esta manera, además de tener más control, no se relacionará la zona de descanso con el uso del móvil.
—Dar ejemplo con nuestra conducta. Si los adultos pasamos mucho tiempo con dispositivos móviles, nuestros hijos recurrirán a la imitación.
Los niños necesitan estímulos del exterior, un entorno de tres dimensiones, con los tiempos de respuesta y con todas las sensaciones del mundo real. Las pantallas no son una alternativa. estas tan sólo ofrecen a los niños respuestas inmediatas en forma de colores, formas y sonidos que activan en su cerebro la producción de dopamina, neurotransmisor responsable de estimular las sensaciones de bienestar y recompensa y relacionada con el placer inmediato, pero no respuestas a largo plazo que signifiquen procesamiento cerebral.