La integración del arte con la naturaleza es una de las maravillas que nos ofrece el Monasterio de Santa María de Rioseco. Las ruinas de este monasterio situado en el Valle de Manzanedo, cada vez van tomando una forma más estable gracias a la recuperación que están haciendo los voluntarios. Hoy, nuestro amigo Abi, de ElLioDeAbi, nos enseña por dentro este histórico monasterio. ¡Sigue leyendo!
El acceso al Monasterio de Santa María de Rioseco es libre y gratuito durante todo el año. Si bien es cierto que en los meses de verano y en Semana Santa se ofrecen visitas guiadas en las que podemos conocer un poquito su historia y cómo se realizan sus labores de recuperación.
Llegar a las ruinas es muy sencillo. A través de la carretera que entra al valle de Manzanedo, desde la localidad de Incinillas, pasamos Rioseco y una señal nos indica por donde acceder. A pie de la carretera hay un pequeño espacio en el que podemos dejar el coche y continuar el camino hasta el cartel informativo. Un accesible camino de unos 100 metros nos sube hasta la puerta del Monasterio.
Un pequeño recorrido por la historia del Monasterio de Santa María de Rioseco
Su construcción data de 1.236 y perteneció a los monjes blancos de la Orden del Císter. Estuvo habitado hasta el año 1.835 cuando la desamortización de Mendizábal obligó a abandonarlo, pero la iglesia se siguió utilizando hasta mediados del siglo pasado.
Uno de los lugares más bellos es su claustro, y las paredes donde las enredaderas han crecido sin descanso. También podemos subir a diferentes habitaciones y miradores desde donde contemplar uno de los paisajes más bonitos de nuestra provincia.
Sin duda, esta ruina merece ser visitada más de una vez para contemplar el magnífico avance que realizan sus voluntarios. Si quieres conocer más información y ver alguna imagen, puedes hacerlo en la entrada del blog de Abi.